En el sistema de valores elaborados por el grupo griego y romano, el primer elemento que diferencia al hombre civilizado de los animales es la comida en común: el hombre civilizado no come sólo por tener hambre, sino también para transformar lo que es la hora de comer en un momento se socialización, en el que hay una comunicación entre los comensales:
"No se sientan a la mesa sólo para comer, sino para comer juntos" (Plutarco)
El banquete se convierte en el signo de identidad del grupo, bien sean familiares o habitantes de una ciudad que se reunen alrededor de una mesa con la presencia física de todos los miembros, o por una representación simbólica.
Según estén las mesas separadas o no, representarán una diferencia de identidad entre los hombre y las divinidades. Aunque en un pasado mítico los hombres y los dioses comían en la misma mesa, el pecado y la culpa provocaron la separación de esta costumbre de reunión mezclado con el proceso de la alimentación.
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